viernes, 15 de julio de 2016

REFLEXIONES: El cambio


Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero en el que estaba escrito:
" Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de Usted en esta empresa, le invitamos al velorio, en el área deportiva de la empresa.
Al comienzo, todos se entristecieron por muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y de la empresa.
La aglomeración en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a la seguridad para organizar la fila en el velorio.
Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba:
¿Quién será el que estaba impidiendo nuestro progreso?
¡Qué bueno que el infeliz falleció!
Uno a uno, los empleados agitados se aproximaban al ataúd, miraban al difunto tragaban seco. Se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubiera tocado las más profundas fibras del alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo, cada uno se veía a si mismo y leía el siguiente letrero:
"Sólo existe una persona capaz de crecimiento: ¡usted misma!"
Usted es la única persona que puede hacer una revolución en tu vida.
Usted es la única persona que puede perjudicar su vida, y usted es la única persona que puede ayudarse a si misma.
Su vida no cambia porque cambia su jefe, cuando cambia el Presidente de la república, cuando sus amistades cambian, cuando sus padres o su pareja cambian; su vida cambia, amigo, cuando usted cambia, Es usted la única persona responsable por su vida..
Revísese y no se engañe,  entienda que la realidad es como un espejo, que devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos. 
La manera como usted afronta la vida es lo que hace la diferencia.

POEMAS: Vuelta a la patria

VUELTA A LA PATRIA
Juan  Antonio Pérez Bonalde

I
¡Tierra! grita en la proa el navegante
y confusa y distante,
una línea indecisa
entre brumas y ondas se divisa.

Poco a poco del seno
destacándose va del horizonte,
sobre el éter sereno
la cumbre azul de un monte;

y así como el bajel se va acercando,
va extendiéndose el cerro
y unas formas extrañas va tomando;

formas que he visto cuando
soñaba con la dicha en mi destierro.

Ya la vista columbra
las riberas bordadas de palmeras,
y una brisa cargada con la esencia
de violetas silvestres y azahares,
en mi memoria alumbra
el recuerdo feliz de mi inocencia,
cuando pobre de años y pesares
y rico de ilusiones y alegría,
bajo las palmas retozar solía
oyendo el arrullar de las palomas,
bebiendo luz y respirando aromas.

Hay algo en esos rayos brilladores
que juegan por la atmósfera azulada,
que me hablan de ternuras y de amores
de una dicha pasada
y el viento al suspirar entre las cuerdas,
parece que me dice “¿no te acuerdas?”…

Ese cielo, ese mar, esos cocales,
ese monte que dora
el sol de las regiones tropicales…

¡Luz! ¡Luz al fin! –los reconozco ahora:
son ellos, son los mismos de mi infancia,
y esas playas que al sol del mediodía
brillan a la distancia,

¡Oh inefable alegría!
son las riberas de la patria mía!.

Ya muerde el fondo de la mar hirviente
del ancla el férreo diente;
ya se acercan los botes desplegando
al aire puro y blando
la enseña tricolor del pueblo mío.

¡a tierra! ¡a tierra! o la emoción me ahoga,
o se adueña de mí el desvarío!

Llevado en alas de mi ardiente anhelo,
me lanzo presuroso al barquichuelo
que a las riberas del hogar me invita.

Todo es grata armonía; los suspiros
de la onda de zafir que el remo agita;
de las marinas aves
los caprichosos giros;
y las notas suaves, y el timbre lisonjero,
y la magia que toma
hasta en labios del tosco marinero
el dulce son de mi nativo idioma.

¡Volad, volad veloces,
ondas, aves y voces!
Id a la tierra donde el alma tengo
y decidle que vengo
a reposar, cansado caminante,
del hogar a la sombra un solo instante;
decidle que en mi anhelo, en mi delirio
por llegar a la orilla, el pecho siente
dulcísimo martirio;
decidle, en fin que mientras estuvo ausente
ni un día, ni un instante hela olvidado,
y llevadle este beso que os confío,
tributo alentado
que desde el fondo de mi ser le envío.

¡Boga, boga, remero; así… llegamos!
¡Oh emoción hasta ahora no sentida!
¡ya piso el santo suelo en que probamos
El almíbar primero de la vida!

Tras ese monte azul cuya alta cumbre
lanza reto de orgullo
al zafir de los cielos,
está el pueblo gentil donde al arrullo
del maternal amor rasgué los velos
que me ocultaban la primera lumbre.

¡En marcha, en marcha, postillón, agita
el látigo inclemente!
y a más andar, el carro diligente
por la orilla del mar se precipita.

No hay peña ni ensenada que en mi mente
no venga a despertar una memoria,
ni hay ola que en la arena humedecida
no escriba con espuma alguna historia
de los alegres tiempos de mi vida,
Todo me habla de sueños y cantares,
de paz, de amor y de tranquilos bienes,
y el aura fugitiva de los mares
que viene, leda, a acariciar mis sienes,
me susurra al oído
con misterioso acento: “Bienvenido”.

Allá van los humildes pescadores
las redes a tender sobre la arena;
dichosos que no sienten los dolores
ni la punzante pena
de los que lejos de la patria lloran;
infelices que ignoran
la insondable alegría
de los que tristes del hogar se fueron
y luego ansiosos, al hogar volvieron.

Son los mismos que un día,
siendo niño admiraba yo en la playa,
pensando, en mi inocencia
que era la humana ciencia,
la ciencia de pescar con la atarraya.

Bien os recuerdo, humildes pescadores,
aunque no a mí vosotros, que en la ausencia
los años me han cambiado y los dolores.

Ya ocultándose va tras un recodo
que hace el camino, el mar, hasta que todo
al fin desaparece.
Ya no hay más que montañas y horizontes,
y el pecho se estremece
al respirar cargado de recuerdos,
el aire puro de los patrios montes.

De los frescos y límpidos raudales
el murmurio apacible;
de mis canoras aves tropicales
el melodiosos trino que resbala
por las ondas del éter invisible;
los perfumados hálitos que exhala
el cáliz áureo y blando
de las humildes flores del barranco;
todo a soñar convida,
y con suave empeño
se apodera del alma enternecida
la indefinible vaguedad de un sueño.

Y rueda el coche, y detrás de él las horas
deslízanse ligeras
sin yo sentir, que el pensamiento mío
viaja por el país de las quimeras
y sólo hallan mis ojos sin mirada
los incoloros senos del vacío…

De pronto, al descender de una hondonada,
“¡Caracas, allí está!” dice el auriga,
y súbito el espíritu despierta
ante la dicha cierta
de ver la tierra amiga.

Caracas, allí está; sus techos rojos,
su blanca torre, sus azules lomas
y sus bandas de tímidas palomas
hacen nublar de lágrimas mis ojos.
Caracas, allí está; vedla tendida
a las faldas del Ávila empinado,
odalisca rendida
a los pies del sultán enamorado.
Hay fiesta en el espacio y la campiña,
fiesta de paz y amores:
acarician los vientos la montaña;
del bosque los alados trovadores
su dulce canturía
dejan oír en la alameda umbría;
los menudos insectos en las flores
a los dorados pistilos se abrazan;
besa el aura amorosa al manso Guaire,
y con los rayos de la luz se enlazan
los impalpables átomos del aire.
¡Apura, apura, postillón, Agita
el látigo inclemente!

¡Al hogar, al hogar, que ya palpita
por él mi corazón… ¡mas, no –detente!
¡Oh infinita aflicción! ¡Oh desdichado
de mí, que en mi soñar hube olvidado
que ya no tengo hogar!… 

Para, cochero,
tomemos cada cual nuestro camino;
tú, al techo lisonjero
do te aguarda la madre, el ser divino
que es de la vida centro y alegría,
y yo … yo al cementerio
donde tengo la mía.

¡Oh insondable misterio
que trueca el gozo en lágrimas ardientes!
¿En dónde está, Señor, esa tu santa
infinita bondad, que así consientes
junto a tanto placer, tristeza tanta.

II

Madre, aquí estoy; de mi destierro vengo
a darte con el alma el mudo abrazo
que no te pude dar en tu agonía;
a desahogar en tu glacial regazo
la pena aguda que en el pecho tengo
y a darte cuenta de la ausencia mía.

Madre, aquí estoy; en alas del destino
me alejé de tu lado una mañana
en pos de la fortuna
que para ti soñé desde la cuna;
mas, ¡oh suerte inhumana!
Hoy vuelvo, fatigado peregrino,
y sólo traigo que ofrecerte pueda
esta flor amarilla del camino
y este resto de llanto que me queda.
Bien recuerdo aquel día,
que el tiempo en mi memoria no ha borrado;
era de Marzo una mañana fría
y cerraba los cielos el nublado.

Tú en el lecho aún estabas,
triste y enferma y sumergida en duelo,
que con alma de madre contemplabas
el hondo desconsuelo
de verme separar de tu regazo.

Llegó la hora despiadada y fiera,
y con el pecho herido
por dolor hasta entonces no sentido,
fui a darte, madre, mi postrer abrazo
y a recibir tu bendición postrera.

¡Quién entonces pensara
que aquella voz angelical en mi oído
nunca más resonara!
Tú, dulce madre, tú, cuando infelice,
dijiste al estrecharme contra el pecho:
“Tengo un presentimiento que me dice
que no he de verte más bajo este techo”.
Con supremo esfuerzo desliguéme
de los amantes lazos
que me formaban en redor tus brazos,
y fuera me lancé como quien teme
morir de sentimiento…

¡Oh terrible momento!
Yo fuerte me juzgaba,
mas, cuando fuera me encontré y aislado,
el vértigo sentí de pajarillo
que en la jaula criado,
se ve de pronto en la extensión perdido
de las etéreas salas,
sin saber dónde encontrará otro nido
ni a dónde, torpes, dirigir sus alas.

Desató el sollozar el nudo estrecho
que ahogaba el corazón en su quebranto,
y se deshizo en llanto
la tempestad que me agitaba el pecho.
Después, la nave me llevó a los mares,
y llegamos al fin, un triste día
a una tierra muy lejos de la mía,
donde en vez de perfumes y cantares,
en vez de cielo azul y verdes palmas,
hallé nieblas y ábregos, y un frío
que helaba los espacios y las almas.
Mucho, madre, sufrí con pecho fuerte,
mas suavizaba el sufrimiento impío
la esperanza de verte
un tiempo no lejano al lado mío.
¡Ay del mortal que ciego
confía su ventura a la esperanza!…

La ley universal cumplióse luego,
y vi en el alma presta,
la mía disiparse
cual mira en lontananza
torcer el rumbo en dirección opuesta
el náufrago al bajel que vio acercarse.
Bien recuerdo aquel día
que el tiempo en mi memoria no ha borrado
era de Marzo otra mañana fría
y los cielos cerraban otro nublado.

Triste, enfermo y sin calma,
en ti pensaba yo cuando me dieron
la noticia fatal que hirió mi alma,
lo que sentí decirlo no sabría…
sólo sé que mis lágrimas corrieron
como corren ahora, madre mía.

Después al mundo me lancé, agitado,
y atravesé océanos y torrentes,
y recorrí cien pueblos diferentes;
tenue vapor del huracán llevado,
alga sin rumbo que la mar flagela,
viento que pasa, pájaro que vuela.

Mucho, madre. He adquirido
mucha experiencia y muchos desengaños,
y también he perdido
toda la fe de is primeros años.
¡Feliz quien como tú ya en esta vida
no tiene que luchar contra la suerte
y puede reposar en la seguida,
inalterable calma de la muerte;
sin ver ni padecer el mal eterno
que nos hiere doquier con saña cruda,
ni llevar en el pecho el frío interno
de la indomable duda!

¡Feliz quien como tú, con altiveza
reclinó para siempre la cabeza
sobre los lauros del deber cumplido,
cual la reclina, por la muerte herido,
tras el combate rudo
risueño, el gladiador sobre su escudo!.
Esa, madre, es tu gloria
y la alta recompensa de tu historia,
que el premio solo del deber sagrado
que impone el cristianismo
está en el hecho mismo
de haberlo practicado.
Madre, voy a partir: mas parto en clama
y sin decirte adiós, que eternamente
me habrás de acompañar en esta vida;
tú hs muerto para el mundo indiferente,
mas nunca morirás, madre del alma,
para el hijo infeliz que no te olvida.

Y fuera el paso muevo,
y desde su alto y celestial palacio,
su brillo siempre nuevo
derrama el sol cerúleo espacio…
Ya lejos de los tumultos me encuentro,
ya me retiro solitario y triste;
mas ¡ay! ¿a dónde voy? si ya no existe
de hogar y madre el venturoso centro? …
¿a dónde —¡a la corriente de la vida,
a luchar con las ondas brazo a brazo,
hasta caer en su mortal regazo
con alma en paz y con la frente erguida!.

jueves, 14 de julio de 2016

VALORES: Te fuiste Amigo


TE FUISTE AMIGO

Al Prof José Luis Peña Dávila, Arquero de Luces, hoy que parte hacia la eternidad.

Te fuiste Amigo hacia la eternidad,
veo hacia atrás y en el camino de tu existencia están marcadas tus huellas.
Llegaste un día a Turmero, venías de tu pueblito natal, San Juan de Lagunillas, allá en Mérida, Venezuela. Venías con la ilusión, la fuerza y la voluntad de abrir senderos y los abriste durante 52 años en la UEP "Libertador".
Hoy, cuando entregas tu alma al Creador, orgulloso estoy de ti, porque a pulso, con firmeza y con entusiasmo formaste  ciudadanos buenos, útiles y con los mejores valores humanos, inspirándote siempre en nuestro Libertador Simón Bolívar, desde aquellos lejanos años sesenta.

Amigo:
Estoy herido.
Déjame estar cerca, necesito de tu  alivio.
No me hablarás, pero es que no será necesario, tu silencio es lo que pido.
Sólo...eso... amigo mío.

Déjame que cuente, la alegría que hemos tenido.
Deja que yo escuche, la que a tu puerta ha venido.
Compartamos los instantes de nuestros miedos vencidos.
Y, riamos de los que se asoman atrevidos.

¡Qué será de mi cielo, sin tu brillo extendido!

¡Qué será de mi suelo, sin tu espera y tu asilo!

Amigo:
Cada día te bendije,
Porque mi vida,  fue vida por haberte conocido.

Y doy gracias, cada día porque puedo ofrecerte, de  mi destino, todo lo que parte o llega, sin pedirlo.

Y doy gracias porque aceptaste
mis defectos, mis delirios, mis alegrías, mis penas y mis alivios.

Bendito seas, amigo, por haberte conocido.

Paz a tu alma Amigo.

Seguiré aquí, mientras me alcanza el destino,
¡Siempre contigo Amigo, siempre contigo vale, Siempre Amigos

Turmero, julio 14 de 2016

lunes, 11 de julio de 2016

CIENCIAS, MARIE CURIE



 
 Marie Salomea Skłodowski Boguska,

Mejor conocida como Marie Curie, fue una química y física polaca —nacionalizada francesa— del siglo XIX y XX
Nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia (Polonia ).
Fue la última de los cinco hijos de los maestros Bronislawa Boguska, y Wladyslaw Sklodowski, quien impartía clases de matemáticas y física.

Marie tenía una memoria envidiable y era muy analítica en cada actividad que realizaba, era una apasionada por la lectura y siempre demostró interés por la física y por la historia; a los 17 años recibió una medalla de oro por su rendimiento académico; sin embargo, las limitaciones en las condiciones familiares le  imposibilitaba iniciar sus estudios superiores, y peor aún, la Universidad de la ciudad natal no aceptaba el ingreso de mujeres; ante estos obstáculos decidió impartir clases de física y matemática a niños en una zona  más alejada.
Casi en secreto, comenzó estudios dos años después en la que se llamó la “Universidad Ambulante” bajo fuerte tensión debido a que éste centro trabajaba de forma oculta ante autoridades polacas. Se mantuvo en Varsovia hasta 1891 para trasladarse a París a continuar los estudios, matriculando un curso de Ciencias en la Universidad de la Sorbona.
Ésta joven polaca que caminaba por los pasillos de aquella prestigiosa facultad se le conocía como la extranjera de nombre difícil de pronunciar; siempre puntual ocupaba un lugar en la primera fila de la clase de física; era tímida y de vestir sencillo pero en su mundo interno llevaba sus luchas y  las ganas de estudiar: Tenía algunos ahorros llevados de Polonia y algún dinero que su padre le hacía llegar, de este modo lograba humildemente cubrir todos sus gastos, y cuando la pobreza llegaba al límite se concentraba en su deseo por estudiar, investigar y conocer nuevas disciplinas del saber.
Entre su rutina y su pasión por la ciencia, en 1894 conoce a quien sería su esposo, Pierre Curie, físico de profesión, que a los treinta y cinco (35) años  compartía con ella el gusto por la investigación, en su presencia manifestaba inteligencia y distinción, y es junto con Pierre que Marie hizo historia; para ese año ya merecía una licenciatura en física y una en matemática. Es en 1894, cuando se Marie y Pierre se encuentran por primera vez en un laboratorio y desde ese instante simpatizaron en su compartir, él por su parte desde el inicio se desconcertó con la capacidad de aquella Polaca que tenía en sus manos y en su espíritu un poder que se manifestaba hasta en la particular forma de hablar, en sus análisis e interpretaciones de las más complejas ecuaciones matemáticas. Es así como nace una conexión entre ellos, Pierre comenzó a admirar en Marie no sólo su pasión por el trabajo, sino su nobleza como persona. A los pocos meses surge la propuesta de matrimonio entre los que serían llamados el matrimonio Curie, propuesta que tardó casi un año en ser aceptada por la Polaca, quien con el tiempo refiriéndose a su marido escribió: "Fui golpeada por la expresión de su mirada clara y ligera, apariencia de abandono de su alta estatura. Su voz un poco lenta y reflexiva, su simplicidad y su sonrisa a la vez grave y joven inspiraban confianza"
año de 1897 comienzan sus estudios, sobre radiación espontánea emitida por el Uranio, tema desarrollado y descubierto por el profesor de Marie, Henri Becquerel. El primer descubrimiento fue que el Torio (Th) emite el mismo tipo de radiación que el Uranio de forma espontanea; con ello Marie Curie  realiza sus investigaciones con éstos elementos radiactivos “que la radiación era una propiedad ligada al interior del átomo mismo”, descubrimiento revolucionario para la física en ese momento histórico.
Ese mismo año nace la primera hija de la pareja, Irene Curie,
Las investigaciones continuaron y un año después ya habían descubierto un nuevo elemento, llamándolo Polonio; seguido a éste gran descubrimiento obtienen a partir de sus consecutivos estudios el Radio, momento en el cual lograron apenas un decigramo del elemento puro, elemento radioactivo que tenía una naturaleza química algo similar al Bario, determinaron su peso atómico y le dieron el nacimiento oficial a éste nuevo elemento. Es así como su tesis doctoral se tituló: “Investigaciones sobre sustancias radioactivas”, convirtiéndose en la pionera en éste campo de estudio que tantos aportes actualmente ofrece al ser humano, principalmente en la medicina.
Marie Curie se convierte para 1903 en la primer mujer en merecer un Premio Nobel (Física) por sus investigaciones en radiactividad, estudios que continuaron mientras ella y Pierre compartían largas horas en el laboratorio entre ecuaciones, radiaciones, libros y sonrisas de satisfacción; este Premio Nobel la pareja lo compartió con Antoine Henri Becquerel. Pocos meses después en 1904 nace su segunda hija Eve Curie, quien iba a ser la que bajo sus letras trazara una de las más hermosas biografías de su madre titulada “Madame Curie”, se destacó en áreas como el periodismo, la música y la literatura.
Para 1906 y con sus dos hijas, Marie Curie queda viuda tras un trágico accidente en el que pierde la vida Pierre Curie; ella continua sus estudios con el propósito de perpetuar el trabajo de ambos, ocupa su lugar en el puesto de Profesora de Química en la facultad de Ciencias, noticia que impactó al mundo entero al convertirse en la primer mujer con éste mérito. A ritmo del tiempo continuó sus trabajos y en 1909 la "Universite de París" le construye un laboratorio llamado "Institut du Radium" para que continuara con sus estudios.
En 1911, se le otorga un segundo Premio Nobel, ésta vez en el área de la Química, convirtiéndose de ésta forma en no sólo la primer mujer, sino en la primera persona en recibir dos Premios Nobel hasta ese momento en la historia. Su entusiasmo y pasión por el trabajo eran incesantes, más aún cuando se trataba de conseguir fondos económicos para sus investigaciones sobre radioactividad; con su causa logró establecer laboratorios de radioactividad en Paris y también en su querida cuna natal Varsovia.
Inexorable transcurría el tiempo y es así como es nombrada Directora del Instituto de Radio de París en 1914, fundando a su vez lo que se llamaría el Instituto Curie; con el paso del tiempo para satisfacción personal Marie Curie logra apoyar económicamente instituciones como la "Universidad de Varsovia" en el país que la vio nacer, en la cuidad en la que de pequeña ya soñaba con investigar, conocer y crear.
Después de la guerra, en el año 1921, Marie Curie, brinda una serie de conferencias internacionales, muy cotizadas en todas partes del mundo, sin embargo, uno de los casos más recordados es el de un grupo de mujeres de Pittsburgh quienes logran recaudar el equivalente al precio de un gramo de Radio para que ella fuera a visitarlas y a ofrecerles unas conferencias, en ese momento eran unos $100 000, viaja con sus hijas a los Estados Unidos ocasionando un movimiento periodístico inimaginable, esta sería toda una aventura para aquellas tres mujeres quienes fueron recibidas con honores en aquel país, sin embargo, no era del total agrado de Marie Curie, quien prefería la tranquilidad de su laboratorio, en París, el mar, los periodistas y la fama definitivamente no eran lo suyo.

A pesar de esto, en 1929 nuevamente sus seguidoras estadounidenses le ofrecen otro gramo de Radio; Marie lo dona posteriormente a su hija Irene junto con sus investigaciones para que continúe con sus estudios.
Marie Curie fallece el 4 de julio de 1934 en Sallanches, víctima de leucemia, debido a la alta y constante exposición a la radiación durante sus estudios científicos, dato relevante, ya que con éstos estudios esta eminente investigadora contribuyó en múltiples avances médicos y científicos. Durante su vida Marie Curie se dedicó por completo a los demás, primero a sus hermanos, sus padres y al partir a París a su esposo, sus hijas y a su amada ciencia con la que obtuvo descubrimientos de trascendencia inigualable de la cuál  millones de seres humanos se beneficiaron y se continúan beneficiando. Murió bajo la misma sencillez que la vio nacer, no hubo grandes ceremonias, ni reconocimientos ante su fallecimiento, partió en la compañía de sus hijas, sus grandes amores.
Por su parte, las hijas de esta brillante pareja de científicos destacaron cada una en su área. Irene al año de fallecer su madre recibió junto con su esposo un Premio Nobel en Química por el descubrimiento de otros elementos radioactivos, y sus aportes en el área de radioisótopos artificiales por bombardeo de elementos como el boro, aluminio y magnesio con partículas alfa, equivalentes a núcleos de helio, manera en la cual demostró como los radioisótopos inestables emiten radiación en busca de la mayor estabilidad posible. Junto con su esposo se dedicó a la investigación en el laboratorio de ambos y a la docencia; Irene muere en 1958 producto del debilitamiento de su salud, luego de padecer por tuberculosis y afectada por su exposición a la radiación al igual que su madre. Su hermana Eve Curie, se desempeño más en su don artístico a primera edad como pianista siendo graduada en Ciencia y Filosofía, le llamaban “La mujer de los ojos de Radio” por el elemento descubierto por su madre, además de su entusiasmo permanente; al morir su madre, relata una biografía que llegó a ser producida en Hollywood y que es considerada una joya, un regalo de ella para la mujer que le dio la vida. Eve Curie falleció en el 2007 en New York pasados ya sus 100 años.
Traduzca:

MARIE CURIE
Marie was awarded the Nobel Prize in Chemistry in 1911 for the discovery of radium and polonium. This important event occurred as she underwent a dramatic period in her life. Her supposed affair with her colleague Paul Langevin had turned into a scandal with the publication of correspondence that they claimed, in vain, had been falsified. The French authorities were shaken enough by the campaign against Marie that they pushed for her to resign. A delegation from the Warsaw Scientific Society, headed by the famous Polish writer and Nobel Prize winner Henryk Sienkiewicz, visited Marie in Paris. They asked her to return to Warsaw and continue her research there. She refused. However, in 1913 she accepted the position of honorary direpctor of the Radiological Laboratory in Warsaw and was admitted as an honorary member of the Warsaw Scientific Society, although she remained in Paris.
Her own laboratory, in rue Cuvier, was not large enough for the increasing number of scientists interested in the new field of radioactivity. The “fight for a laboratory” came to fruition in 1912 with the construction of the Radium Institute. The first part of the laboratory was nearly finished when the war broke out in 1914. During the four years of the war, Marie’s main preoccupation was organizing radiology and radiotherapy services for military hospitals.
With the war over, the Radium Institute slowly resumed its research in a country ruined by the war. In 1921, Marie Mattingly Meloney, the editor of a women’s magazine in the United States, organized a subscription campaign among American women in order to offer one gram of radium to Marie Curie on her visit to the States. Marie’s subsequent visit culminated with a reception at the White House with President Warren G. Harding. She came back from her travels with additional funds, equipment, and radioactive products for the Radium Institute.
At the same time, the Curie Foundation was created. Marie strongly supported the medical use of X-rays and radium radiation to treat cancer. She became a very active vice president in the International Committee on Intellectual Cooperation created by the League of Nations. Since Poland had become a free nation again, she visited with her family on different occasions. The last time was in 1932 when she took part, as honorary director, in the opening ceremony of the Warsaw Radium Institute. She donated to the Institute the gram of radium bought with the money collected in the States in 1929 via a second subscription campaign."



domingo, 10 de julio de 2016

POEMAS SELECTOS



DEBER DE AMAR
(A la Patria)

José Gautier  Benítez


Mientras errante por extraño suelo
me acuerde de mi patria;
mientras el santo amor de la familia
guarde mi alma;
mientras tenga mi mente inspiraciones,
sonidos mi garganta;
mientras la sangre por mis venas corra,
tengo que amarla.

Mientras pueda a los cielos levantarse
tranquila mi mirada;
mientras me dé su aroma delicado
la flor de la esperanza;
mientras tenga de amor gratos ensueños
ilusiones doradas;
mientras tenga vida y sentimiento,
tengo que amarla.

Mientras guarde el santuario de mi pecho
de gratitud la llama;
mientras recuerde de mi dulce niña
el dolor y las lagrimas;
mientras recuerde que mi amor ha sido
su dicha y su desgracia;
mientras haya virtud, lealtad, nobleza,
tengo que amarla.

¡Sean mis sueños de placer y dicha
como sombras livianas;
sea mi pobre corazón un campo
sin verdor ni fragancia;
que no encuentre jamás en mi existencia
auroras de bonanza;
que mi vida sea un largo sufrimiento,
primero que olvidarla!

Que no pruebe jamás la miel del beso
de mi madre adorada;
que nunca aborde mi velera nave
al puerto de mi patria;
que las olas arrojen mi cadáver
sobre ignorada playa, 
todo, todo, lo juro! lo prefiero
primero que olvidarla.