viernes, 13 de noviembre de 2015

Poetisas y Poetas

Nazareno de San Pablo
La imagen del Nazareno de San Pablo, es la de devoción de gran cantidad de caraqueños y de pueblos y ciudades vecinas a la ciudad de Caracas. Es una talla en madera de pino flandes de Sevilla, España, posiblemente de Felipe de Ribas en el siglo XVII. Dice la tradición que el escultor, después de terminar de tallar la imagen, el Nazareno se le aparece y le dice: "Donde me has visto que tan perfecto me has hecho".


Fue llevada a Caracas, recibiendo veneración primeramente en la capilla de san Pablo, y de ahí viene su nombre de Nazareno de San Pablo. 

Cuenta la leyenda que, en el año 1597, azotó la ciudad una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, y por la devoción popular hacia la imagen, fue sacada en rogativa. Durante la procesión pasó por un huerto cercano a su templo, sembrado de limoneros, y un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del nazareno, cayendo algunos al suelo. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.
Inspiración emanada de esta leyenda es el poema:

EL LIMONERO DEL SEÑOR 
Andrés Eloy Blanco

En la esquina de Miracielos
agoniza la tradición.
¿Qué mano avara cortaría
el limonero del Señor...?
Miracielos; casuchas nuevas,
con descrédito del color;
antaño hubiera allí una tapia
Y una arboleda y un portón.

Calle de piedra; el reflejo
encalambrado de un farol;
hacia la sombra, el aguafuerte
abocetada de un balcón,
a cuya vera se bajara,
para hacer guiños al amor,
el embozo de Guzmán Blanco
En algún lance de ocasión.

En el corral está sembrado,
junto al muro, junto al portón,
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor.
Cuentan que en pascua lo sembrara,
el año quince, un español,
y cada dueño de la siembra
de sus racimos exprimió
la limonada con azúcar
Para el día de San Simón.

Por la esquina de Miracielos,
en sus Miércoles de dolor,
el Nazareno de San Pablo
Pasaba siempre en procesión.

Y llegó el año de la peste;
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta «Los Hijos de Dios».

La Terapéutica era inútil;
andaba el Viático al vapor
Y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.

Y pasó el Domingo de Ramos
y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo, se agolpó.

Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.

—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos. 
La peste aléjanos, Señor...!

En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.

De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
—¡Milagro...! ¡Es bálsamo, cristianos, 
el limonero del Señor...!

Y veinte manos arrancaban
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.

Miracielos: casuchas nuevas;
la tapia desapareció.
¿Qué mano avara cortaría 
el limonero del Señor...?
¿Golpe de sordo mercachifle
o competencia de Doctor
o despecho de boticario
u ornamento de la población...?

El Nazareno de San Pablo
tuvo una casa y la perdió
y tuvo un patio y una tapia
y un limonero y un portón.
¡Malhaya el golpe que cortara
el limonero del Señor...!

¡Mal haya el sino de esa mano
que desgajó la tradición...!
Quizá en su tumba un limonero
floreció un día de Pasión
y una nueva nevada de azahares
sobre la cruz desmigajó,
como lo hiciera aquella tarde
sobre la Cruz en procesión,
en la esquina de Miracielos,
¡el limonero del Señor...!
                        ~°~

La enfermedad que se ha señalado como la causante de esta peste a la que se refiere el poema es El escorbuto; enfermedad que aparece cuando la dieta carece de suficiente vitamina C, llamada también ácido ascórbico, durante un prolongado periodo de semanas o meses. Entre los efectos del escorbuto figuran: encías esponjosas, dientes flojos, vasos sanguíneos debilitados que producen derrames de sangre debajo de la piel, y daño en huesos y cartílagos, con dolores consiguientes parecidos a los de la artritis.
El escorbuto es una de las primeras enfermedades que se identificaron como producidas por carencias alimenticias. Durante los viajes por mar realizados entre los siglos XV y XVIII, muchos marineros la padecieron. El navegante portugués Vasco da Gama (h. 1460-1524) perdió la mitad de su tripulación a causa de esta enfermedad durante su circunnavegación del Cabo de Buena Esperanza, y el almirante británico Richard Hawkins (1532-1595) perdió unos 10 mil marineros a causa del escorbuto. En 1747, el médico de la armada británica, James Lind, realizó varios experimentos para determinar qué alimentos o bebidas prevendrían esta enfermedad. Descubrió que los limones y las naranjas permitían a los marineros recuperarse del escorbuto. Estos dos cítricos son ricas fuentes de vitamina C.
La vitamina C es necesaria para mantener los vasos sanguíneos fuertes, la piel, las encías y el tejido conectivo saludables también para la formación de glóbulos rojos para sanar las heridas y facilitar la absorción del hierro que contienen las comidas.
El principal síntoma del escorbuto es la hemorragia, sangrado. Las hemorragias que se producen por debajo de la piel tienen aspecto de manchas o moretones. Las heridas sanan lentamente. Las encías se hinchan y suelen darse casos de gingivitis, esto es, inflamación de las encías. La hemorragia puede ocurrir en las membranas que recubren los huesos grandes. También en las membranas del corazón o del cerebro. Una hemorragia en los órganos vitales, o alrededor de ellos, puede acarrear la muerte.
El escorbuto evoluciona lentamente. Al principio, la persona suele sentirse cansada, irritable y deprimida. En los estadios más avanzados de escorbuto, las pruebas de laboratorio muestran que hay una absoluta carencia de vitamina C en el cuerpo.
El escorbuto es menos común hoy día que en la época de Vasco da Gamma y Richard Hawkins, pero las personas cuya dieta carece de adecuada variedad de alimentos pueden padecer de escorbuto o de dolencias similares. Los niños pequeños que para su nutrición dependen únicamente de la leche de vaca pasteurizada y no reciben suficientes suplementos de vitamina C, corren el riesgo de contraer escorbuto. Las personas de la tercera edad, cuya dieta con frecuencia carece de cítricos o de verduras que contengan vitamina C, son otro grupo de riesgo. Las personas que consumen dietas con poca variedad de alimentos, también son susceptibles de padecer escorbuto.
Para tratar el escorbuto, las personas toman suplementos de vitamina C, pastillas de la vitamina, y consumen alimentos ricos en vitamina C. Además de los cítricos como naranjas y toronjas, otras buenas fuentes de vitamina C son el brócoli, las fresas, los melones y otras frutas y verduras
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh29qcVoVMBvfdAVwibO5DE3CrN1boPtXraVZABsKq9Qw6Yb10Eze5vLBSZdQSVr6lMflszaoTOyY5ywISJ39FM5LBKJT9Aupv5jLctLO0oROP8M-Nd0Q1mKS2WxgfsvXJhJnwviHTKkRIW/s1600/PicsArt_11-14-03.21.42.jpg

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.