miércoles, 3 de mayo de 2017


CÓDIGO DEONTOLÓGICO

Con motivo del desempeño escolar observado durante el segundo lapso del presente año escolar 2016-2017, recordaba con inusitada frecuencia palabras que habitualmente nos decía el Prof. José Luis Peña Dávila, fundador de la Unidad Educativa “Libertador” y a quien considero Eterno Director General de esta Institución, a quien ofrendó los mejores años de su fructífera existencia y deja como legado inapreciable a la comunidad de Turmero esta ilustre casa de estudios; nos decía mucho el Prof. Peña Dávila que siempre hay que estar pendiente del Código Deontológico en el ejercicio de la profesión docente y por ello- agregaba- hay que asumirlo como “un latiguillo” en cada reunión de trabajo con profesores y maestros para sembrarlo en cada conciencia y avanzar cada vez más hacia una educación de calidad, sustentada en verdaderos valores.
Entre estos valores, diría que universales, está el tiempo, y hay que asumir que siempre hay tiempo, solo tenemos que buscarlo y dárselo al compromiso, a la responsabilidad, a la obligación, al deber, cualquiera que este sea.
Aunque nadie establece normas sino la vida, la vida sin normas pierde forma y tenemos que entender: la forma no se pierde con abrirnos, que abrirnos no es amar indiscriminadamente, que no está prohibido amar, que también se puede odiar, que el odio y el amor son afectos, que la agresión gratuita o sin causa, hiere mucho, pero las heridas se cierran, que las puertas no deben cerrarse, que la mayor puerta es el afecto, que los afectos nos definen, que definirse no es remar contra la corriente, que no por afincarnos se hace más fuerte el trazo que se dibuja, que buscar un equilibrio no implica ser tibio, que negar palabras implica abrir distancias, que encontrarse es muy hermoso, que la niñez y la adolescencia es la etapa más hermosa de la vida. Que el por qué de los niños tiene un porque, que querer saber de alguien no es solo curiosidad, que querer saber todo de todos es curiosidad malsana, que nunca está de más agradecer, que la autodeterminación no es hacer las cosas solo, que nadie quiere estar solo, que para no estar solo hay que dar, que para dar debimos recibir antes, que para que nos den debemos saber cómo pedir, que saber pedir no es regalarse, que regalarse es, en definitiva, no quererse, que para que nos quieran debemos demostrar que somos, que para que alguien sea hay que ayudarlo, que para ayudar hay que saber alentar y apoyar, que adular no es ayudar, que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara, que las cosas cara a cara son honestas, que nadie es honesto porque no roba, que el que roba no es ladrón por placer, que cuando no hay placer en las cosas, no se está viviendo, que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte, que se puede estar muerto pero en vida, que se siente con el cuerpo, con el alma y con la mente, que con los oídos se escucha, que cuesta ser sensible y no herirse, que herirse no es desangrarse, que para no ser heridos levantamos muros, que sería mejor construir puentes, que sobre ellos se va a la otra orilla, y también se vuelve, que volver no implica retroceder, que retroceder también puede implicar avanzar
Amiga, Amigo:
¿Cómo hacerte saber que las normas, los criterios y los principios de todo Código Deontológico se basan en el Amor y están destinados a garantizarte la calidad de tu misión en la vida, sea cual sea tu misión, sea de padre, madre, maestro, profesor, médico, periodista, abogado, estudiante, hijo...?

Prof. Gonzalo V. Solano L

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