Es motivo de profunda admiración y respeto, y un honor para este nuestro blog hablar un poco del Maestro Don Luis Mariano Rivera, egregio cultor popular venezolano, nacido en el estado Sucre, y para nosotros ha sido motivo de grato descubrimiento su edificante canción Canchunchú florido, dedicada por el Maestro a su pueblito natal donde nació el 19 de agosto de 1906
A temprana edad quedó huérfano de madre y tuvo la necesidad de trabajar junto con su padre para contribuir con la economía familiar.
Su educación formal fue escasa, pero esto no le impidió que su imaginación siguiera nutriéndose de experiencias de la vida y del paisaje natural, y destacarse como como poeta, dramaturgo, cantante y compositor, en una carrera que comenzó a los 48 años de edad, cuando, decía, logró “meter un poco de luz” en su pensamiento no educado.
El Maestro Don Luis Mariano Rivera, escribió obras de teatro, poesía y las famosos canciones del folklore venezolano y entre ellas su famosa canción "Canchunchú florido". A nuestro parecer es una canción que bien puede referirse a cualquier espacio natural de la geografía venezolana pues en general describe y canta a la tierra venezolana desde lo pequeño y desde las manifestaciones de vida más hermosas de la naturaleza.
Don Luis Mariano resumió muy bien su obra de compositor en estas sus palabras:
“A mí me gusta cantar / canciones para mi pueblo / canciones que tengan gracia / y alegría por dentro / canciones que digan algo / que arranquen del sentimiento / canciones tontas no gusto / para cantarle a mi pueblo / en mi cantar sólo busco / en mi cantar sólo quiero / cantar las cosas sencillas / que tengan sabor eterno." Podríamos agregarle que Don Luis Mariano dejó un legado para las nuevas generaciones de venezolanas y venezolanos, para que aprendan a amar lo nuestro, para que aprendan a percibir la belleza que nos ofrece nuestra tierra desde lo más sencillo, desde lo que todas y todos tenemos a nuestro alcance sin tener que acudir a medios de comunicación de masas, que rara vez o nunca difunden estas manifestaciones de vida patria.
La obra del Maestro Don Luis Mariano fue merecedora de importantes reconocimientos en vida, como las Órdenes “Francisco de Miranda”, “Andrés Bello, “Antonio José de Sucre”, en sus primera clase; Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad de Oriente (UDO), otras condecoraciones en el ámbito académico e importantes compilaciones antológicas de su producción artística; y las interpretaciones de sus canciones por artistas de la talla de Simón Díaz, Gualberto Ibarreto, Cecilia Todd, Serenata Guayanesa, la Orquesta Filarmónica de Londres, por nombrar algunos, pero nos corresponde a nosotros darla a conocer a la población estudiantil venezolana, tan necesitada de aprender a valorar lo nuestro y de neutralizar el brutal bombardeo mediático tendiente a hacerle perder sus raíces y borrarle nuestra gloriosa historia.
El maestro Luis Mariano falleció en Carúpano, estado Sucre el 15 de marzo de 2002, a sus 95 años.
Letra y música: Luis Mariano Rivera. Voces: Pedro Alejandro Marsella, Maximina Marsella, Flor García, Clara Marsella, Eva Martiarena, Alcides Martiarena, Alejandra Marsella, Alejandro Marsella. Mandolina: Domingo Moya. Cuatros: Alcides Martiarena, Germán Hernández. Guitarras: Augusto Villaroel, César Zabaleta.
El Maestro Luis Mariano Rivera es una muestra del creador que no sólo regaló canciones sino que también inspiró a otros para que sus poemas se convirtieran en cantos populares.
El maestro Luis Mariano se rodeó de la sencillez de la vida y cada flor que crecía en el jardín de su casa era motivo de un nuevo verso. Él forma parte de ese grupo de autores marcados por la inocencia, espontáneo y sin rebuscamientos, alejado del academicismo, pero ceñidos a la estética musical.
La niñez de Luis Mariano se desarrolló en el campo. Su cotidianidad era la tierra, a la que acariciaba diariamente para obtener los frutos que ella regala sin mezquindad. La felicidad tampoco lo acompañó y alejado del colegio se inició pronto en las tareas del conuco. Como le ocurre a muchos niños, su abuela se hizo cargo de él. El propio Rivera escribe: "Allí empecé a crecer entre la pobreza y conmigo los piojos, la nigua y todos esos males que hicieron presa de mí. Pero pasaba algo en mis adentros: sentí amor por todas las cosas, nunca llegué a odiar, ni siquiera a mi padre, a quien todavía guardo respeto. Así crecí, entre el amor y el dolor porque el dolor es una escuela. Todo eso que yo viví hoy lo traduzco en mis canciones y en mis versos".
Uno de sus biógrafos apunta que el primer poema lo escribió a los 48 años, lo que revela que fue un autor tardío, sin embargo el propio Rivera afirma que fue a los 21. Autodidacta, descubrió la lectura en la adultez, gracias a un maestro y esto lo impulsó a escribir versos