"Sólo sé que no sé nada" Sócrates. Aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir. Cuando esto aprendas estarás andando por la senda de la sabiduría.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Valores

Si
  (Rudyard Kipling)
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Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden 
y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo 
tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado 
por los que te rodean, 
no pagar con mentiras,
o siendo odiado
 no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno,
 ni hablar con demasiada sabiduria...
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos
 tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho,
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más,
 serás un hombre,
 hijo mío.


SI
(otra traducción)


Si puedes mantener intacta tu firmeza cuando todos vacilan a tu alrededor
Si cuando todos dudan, fías en tu valor y al mismo tiempo sabes exaltar su flaqueza
Si sabes esperar y a tu afán poner brida
O blanco de mentiras esgrimir la verdad
O siendo odiado, al odio no le das cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad
Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey
Si piensas y el pensar no mengua tus ardores
Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley y los tratas lo mismo como dos impostores.
Si puedes soportan que tu frase sincera sea trampa de necios en boca de malvados
O mirar hecha trizas tu adorada quimera y tornar a forjarla con útiles mellados.
Si todas tu ganancias poniendo en un montón las arriesgas osado en un golpe de azar
y las pierdes, y luego con bravo corazón sin hablar de tus perdidas, vuelves a comenzar.
Si puedes mantener en la ruda pelea alerta el pensamiento y el músculo tirante
para emplearlo cuando en ti todo flaquea menos la voluntad que te dice adelante.
Si entre la turba das a la virtud abrigo.
Si no pueden herirte ni amigo ni enemigo.
Si marchando con reyes 
del orgullo has triunfado.
Si eres bueno con todos pero no demasiado
Y si puedes llenar el preciso minuto en sesenta segundos de un esfuerzo supremo
tuya es la tierra y todo lo que en ella habita y lo que es más serás hombre hijo mío.... 



"Si en la lucha el destino te derriba.
Si todo en tu camino es cuesta arriba.

Si tu sonrisa es ansia insatisfecha.
Si hay faena excesiva y mala cosecha.
Si a tu caudal se contraponen diques,
date una tregua. ¡Pero no claudiques
  • !
  •            Rudyard Kipling


EL RENCOR SE PUEDE CURAR

Conocí dos primos hermanos que se odiaban cordialmente. 
Ignoro la causa de tanto rencor. Uno de ellos, sufría mucho con este problema.
Un día me vino a preguntar como debía proceder con su primo. La respuesta fue esta: rece por su primo con toda su alma deseándole de corazón lo mejor. Pida lo mejor para él, pídaselo a Dios con toda sinceridad aunque le cueste mucho. 
"Me va a costar sangre, pero lo voy a intentar", fue la respuesta.
Nunca imaginó este joven que iba a recibir un consejo semejante. Pero lo aceptó y lo puso en práctica sin ponerse una fecha para concluirlo, porque parte de la receta era no ponerle limite.
Me olvidé del asunto. Pasados dos meses el joven me pidió hablar conmigo en privado, 
"¿Se acuerda de mi primo y del consejo que me dio de rezar por él?. Pues ha sucedido un milagro. Mi primo  fue a mi casa, algo que nunca había hecho, y me ha tratado con tanta amabilidad que estoy anonadado y no lo puedo creer, es otra persona conmigo".
Si tienes alguien a quien guardes rencor o alguien que te odia y quieres superar ese problema haz lo mismo y te sorprenderás de los resultados.

¿Qué sucede con el rezar por la otra persona? 
Que ablandas tu relación hacia ella, ofreces tu mano, limpias tu corazón del veneno del rencor y sin que la otra persona sepa cómo ni por qué va reaccionando poco a poco de la misma manera. Percibe que el veneno de su alma se va, que su corazón se ablanda y sus sentimientos hacia ti empiezan a cambiar de amargos a dulces.
Es una ley que funciona. No digo que no cueste, porque si alguien te ha hecho una ofensa grave, 
no es fácil que reces por ella. Hay que pagar ese precio. Si este precio te resulta muy alto y prefieres seguir enojado y lleno de rencor, pagarás un precio muchas veces mayor. Te amargarás la vida
 y nada lograrás. La situación seguirá igual o peor.
Está demostrado que el perdonar de corazón es una terapia maravillosa. Así como el odiar es un veneno que amarga la vida, que la arruga, que la acorta. Por desgracia hay muchas personas que pasan años llenos de rencor, que no se dirigen la palabra, que no pueden verse ni en pintura. No saben cuánto daño se hacen a sí mismas, cómo se amargan la existencia.
No costaría tanto; un poco de oración por la otra persona y curaría a los dos.
Póngale solución de oración por la persona en cuestión. ¡Cuánto le cuesta esta oración, pero como cura!
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
 (Marcos 12:31)
 Dios te bendiga.

El lobo y su sombra

Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y viendo su sombra bellamente alargada exclamó:

 ¿Cómo me va a asustar un tonto león con semejante talla y figura que tengo? ¡Yo, con estos impresionantes treinta metros de largo, muy fácil me será convertirme en el rey de la selva y de todos los animales!

Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:

 La presunción es la causa de mi desgracia.

Nunca valore sus virtudes por la apariencia con que las ven sus ojos, pues fácilmente se engañará. Para evitarlo, asuma el hábito de la humildad.

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