"Sólo sé que no sé nada" Sócrates. Aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir. Cuando esto aprendas estarás andando por la senda de la sabiduría.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Navidad

NAVIDAD

Era la noche del 24 de diciembre, era la noche de Navidad.

Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa: - Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa.

La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Contrató una agencia de festejos y encargó ensalada de gallina, hallacas, dulce de lechoza, pasapalos, conservas, bebidas y refrescos y los más prestigiosos vinos importados. De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.

- Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme?

Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.

- ¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita. Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta. - Señora, mi camión se ha accidentaado aquí en la esquina.

¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?

La señora, ocupada como estaba ordenando la preparación de los lujosos vasos y bandejas de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:

- ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?.

Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos. La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vino, preparó unos coctelitos. Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. 

Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.

- Señora,  por favor quiere darme un plato de comida, un poquito siquiera, tengo mucha hambre y no tengo nada para comer.

- ¿Cómo te voy a dar comida si todavía ni siquiera nosotros hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada. Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no llegaba. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar ensaladas, hallacas y demás platos preparados. A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró , con gran espanto frente a un ángel. - ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?

- No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel.

Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de darle hospitalidad y atenciones.



La Navidad nos hace reflexionar sobre lo que hemos luchado, lo que hemos ganado y nos da fuerza  impulsora para seguir adelante. Despierte, permita que la Navidad invada su corazón y saque a la luz los mejores sentimientos del ser humano; la navidad nos hace apreciar mejor el verdadero valor de la solidaridad, la amistad, la familia y del amor. Seamos juntos testimonio viviente de la Navidad.
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