"Sólo sé que no sé nada" Sócrates. Aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir. Cuando esto aprendas estarás andando por la senda de la sabiduría.

viernes, 6 de octubre de 2017


Belerofontes y la Quimera

Belerofontes, hijo de Poseidón, había causado involuntariamente la muerte de un hombre y tuvo que irse de su tierra, pues la muerte es una sombra sobre el culpable que exige castigo. 

Se refugió en la corte del rey de Tirinto, Preto, quien lo acogió en su casa después de disculparle de su crimen. Aquí la reina Estenebea se enamoró de él, pero él la rechazó,; despechada, la reina lo acusó de haber intentado seducirla. 

Preto, a quien las leyes de la hospitalidad impedían dar muerte a su huésped, decidió enviar a Belerofontes a su suegro Yóbates, rey de Licia, en Asia Menor, con una carta sellada en la que se le pedía matar al mensajero. 

Yóbates lo recibió amistosamente, leyó la carta hasta el noveno día de la llegada de Belerofontes. 

Como las leyes de la hospitalidad le impedían a su vez ejecutar por sí mismo lo que la misiva pedía, encargó a Belerofontes que librase a su país de la Quimera, un monstruo híbrido que era una mezcla de león, cabra y serpiente, escupía fuego y devoraba los rebaños de sus tierras, con la esperanza de que Belerofontes muriera en la batalla. 

Pero él, a lomo de Pegaso consiguió matarla hundiendo en sus fauces una lanza con punta de plomo, este material se fundió al entrar en contacto con las llamas de la respiración del monstruo, causándole una asfixia letal. 

En premio por esta acción recibió el perdón de los dioses y el rey Yóbates le concedió a su hija en matrimonio, haciéndolo heredero de su reino.

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